Todo buen libro es un libro de autoayuda. Los libros considerados "de autoayuda" son la pornografía del conocimiento. Exponen crudamente las conclusiones de un razonamiento mayor, que no experimenta el lector. Un lector afecto a ver el modelo terminado, cómo se hace un truco de magia, los goles repetidos a medianoche. Pornografía y autoayuda: los géneros de nuestro tiempo.
Todo buen libro es un libro de autoayuda. Ayuda si enseña a pensar, si expone las estructuras del pensamiento; principios generales aplicables a situaciones particulares. El conocimiento suele ser reemplazado por información. El buen libro de historia describe procesos, movimientos. El otro es un compendio de anécdotas. Las anécdotas ocupan el tiempo, nos entretienen, nos desvían de lo importante y, aunque son innumerables, se rigen por estructuras regulares y aletargantes. Como el autista que ve pasar a su gato y siempre lo mira por primera vez. No es exagerado llamar "autista" al televidente del Prime Time.
En mis horas oscuras, tiendo a creer que existen los que piensan y los que no. Que los que piensan, piensan. Y que entonces es inútil fomentar esa práctica. "Hay que pensar", decimos a personas propensas a tomar nota su cuaderno y prometer obediencia. "Hay-que-pen-sar". Y la semana siguiente alguno "¡No dijo, no dijo que había que pensar para hoy!" y otro "¿Hasta dónde pensamos para la próxima clase?".
Pensar es una práctica, no una propiedad esencial. Se ejercita, cuesta. Jode el trabajo, la salud, la mujer, los hijos, joden los amigos, jode la tele. Pero los que piensan mandan.
La creatividad es también un ejercicio, que pocos desarrollan más allá del jardín de infantes. En primer grado empiezan con los números y las letras y todo se arruina. Hasta los números y las letras. Y nos sentamos mal. Y respiramos mal.
La educación primaria del futuro debe enseñar a meditar. Una hora por semana, al menos, clases de contemplación, con un coordinador preparado. Preparado, dije, no como la de catequesis o la de plástica. Basta de calistenia en las escuelas.
La escuela primaria del futuro debe enseñar respiración abdominal. Debemos aprender a respirar. A sentarnos. A hablar. Catorce años alcanzan para todo. Te cambio dos años de geografía si me enseñás eso, aunque no creo que haga falta. Hay tiempo. En esa parte de la vida, hay tiempo.
Quien puede ver las estructuras sufre menos por asuntos cotidianos. Puede distanciarse, puede intuir lo pequeñas que son las cosas y las personas. La reflexión lo distancia, lo proteje. Y luego sufre, claro, pero por cosas más importantes.
"Muchos no tienen alas nunca, y algunos se las arrancan ellos mismos", dice Steinbeck. No sé. Puede ser.