
-Empuñé mi revólver y le apunté así, y no lo maté porque no quise.- Y con el puño cerrado fingía apretar un arma en la sombra del café, hacia alguien.
Mató al año siguiente.
(B. Fernández Moreno, La mariposa y la viga. Buenos Aires: Rodolfo Alonso, 1968)