por LGdL, a propósito de Memoria de Alicia, de A. Federico Picasso
"-La cuestión es saber -dijo Alicia- si se puede hacer que las cosas signifiquen cosas diferentes.
-La cuestión es saber -dijo Humpty-Dumpty- quién dará la norma. Y punto”
(Carrol, A través del espejo, cap. 6)
2. Y por la misma búsqueda de procedimientos, Memoria es una obra territorializada. Está la Argentina, el Oeste, la guerra sucia, la lengua española. Incontables particularidades biográficas del autor y del elenco, que la hacen única. Como aquella, esta Alicia es un testimonio de los sueños (y las pesadillas) de su tiempo. El poema de Humpty-Dumpty, nuestro Arroz con Leche.
3. En Memoria podemos ver, a la luz del debate contemporáneo, el lugar de la mujer y del niño en nuestra sociedad. El abuso de poder es uno de los temas de Alicia y esto podemos encontrarlo en la obra original, más allá de las sospechas -fundadas- en torno a la vida privada del autor. El abuso de la mujer, del niño, de los animales. La hermana mayor que protege y domina a la hermana menor. Los hombres que miran. La autoridad que da la fuerza o el saber. O la locura, puerta a un mundo sin identidades ni moral.
4. Es menester que sea teatro. La exhibición del artificio teatral es constitutiva de la dramaturgia y de la puesta. En este sentido, puede ser vista como una lección. No basta con tener a los actores delante nuestro para sentir sus cuerpos presentes: están acá, en escena; pero también están en nuestro tiempo, en nuestro país y están haciendo Teatro, persuadiéndolos de que no podrían estar haciendo ninguna otra cosa. En la era de la reproductibilidad, el privilegio es enorme.
Memoria de Alicia no cuenta una historia -aunque haya historias-, si no que recrea un Mundo, con sus propias causalidades y su propio lenguaje. Un mundo donde vive Godard (sin Truffaut), donde suena Lennon (sin McCartney), donde Lynch es el Señor y a Tim Burton no le dieron la llave.


