"Toda sociedad es un sistema de interpretación del mundo (...) Su propia identidad no es otra cosa que ese "sistema de interpretación", ese mundo que ella crea. Y esa es la razón por la cual la sociedad percibe como un peligro mortal todo ataque contra ese sistema de interpretación; lo persigue como un ataque contra su identidad, contra sí misma"

Cornelius Castoriadis (1988) Los dominios del hombre. Barcelona: Gedisa.


miércoles, 6 de junio de 2012

Un cielo con dos lunas


Ray Bradbury In Memoriam (1920-2012)

Tuve más Fobos y Deimos que French y Berutti. Debo haber leído las Crónicas Marcianas, vieja edición de Minotauro, a los ocho años. Tardé muchísimo. Después de cada capítulo hacía un dibujo o dos y se lo mostraba a todo el mundo, mientras les contaba la historia. Un nene plomo, sí. 
Perdí el libro poco antes de terminarlo. Ya tenía nueve, creo. Apareció unos años después, pegado detrás de un mueble, con humedad. Los últimos capítulos se desintegraron. Guardé esa edición (la de la foto) y obtuve una más nueva mediante un hurto que me avergüenza y ahora confieso. Perdón, tía, nadie lo iba a leer.
Otros libros que recuerdo fueron El Árbol de las Brujas y el increíble Vino del Estío. Dandelion Wine es un libro importante en casa. Regalo de cumpleaños reiterado, mi madre se lo inculcó a todos. No sé si considerarme lector de Bradbury, tenía sus libros entre mis cosas, como juguetes.
El primer cuento que recuerdo haber escrito, con ayuda de papá, se titula "La Máquina Madre", bajo en seudónimo de "Brad Raybury". Acompañé el cuento con una maqueta para la escuela. Una superficie agreste, rosada, cemento con colorante y un cohete blanco. Un paisaje triste.
Las Crónicas (esto es muy sabido) casi no hablan de ciencia. Hablan del amor, la soledad, más fuertes cuando se mira un cielo con dos lunas.